Los
Condenados de la Sierra
Los ríos
profundos: La Resistencia
Indígena en la Sierra Norte de Puebla
NO a los proyectos de muerte capitalista en el TOTONACAPAN.
Cecilia Zeledón y
Saraí Rivadeneyra Morales*
A un año de haber sido
retenidas más de 90 personas en la localidad de Ignacio Zaragoza, Olintla,
ofrecemos un poco del contenido a publicarse en “Luchas Socioambientales en
América Latina” de ediciones Bajo Tierra sobre la resistencia de comunidades
totonacas en la Sierra Norte de Puebla ante la instalación de proyectos de muerte.
En este
texto las autoras quisimos argumentar que los pueblos ancestrales y comunidades
indígenas de México habitan terrenos que hoy resultan fértiles para empresas
extractivas nacionales e internacionales como minas a cielo abierto,
hidroeléctricas, termoeléctricas, gasoductos, ejes carreteros y parques
eólicos; y que son atractivos no sólo en términos económicos, biológicos y
naturales sino políticos y legales. Esto debido a que se trata de un espacio
donde el Estado permite y es partícipe de una serie de violaciones a marcos
legales que supuestamente norman la explotación ambiental y deberían sancionar
la violación a los derechos de los pueblos indígenas.
Sin embargo
en Ignacio Zaragoza, Olintla, la sorpresa fue que las mujeres, hombres y niños
y niñas totonacos y nahuas, se negaron a aceptar nuevamente “proyectos de
desarrollo y progreso” para superar su pobreza. Desafiaron a la empresa y
autoridades que piensan que las personas pueden ser engañadas, compradas o
cooptadas. El 5 de diciembre del 2012 Grupo Minero México pretendía meter un buldócer a la comunidad de Ignacio
Zaragoza, Olintla, a pesar de no contar con ningún permiso. L@s pobladores de
Zaragoza, indignados y conscientes decidieron no dejar pasar la máquina. Se
organizaron en un plantón en la entrada de la comunidad que duró casi cinco
meses. Redactaron, en asamblea comunitaria, el día 7 de diciembre una minuta de
acuerdos donde más de cien vecinos firmaron en contra de la hidroeléctrica.
La presencia
intimidatoria de policía estatal y municipal en medio del plantón nunca
desanimó, al contrario, sólo mostró que éste fue el primer paso de un largo
camino de resistencia. Esta serie de agresiones llegó a su clímax el 26 y 27 de
enero del 2013, cuando noventa personas, entre vecinos de los pueblos de
Bibiano Hernández y Olintla, miembros del Consejo Tiyat Tlali y organizaciones
solidarias con el plantón, fueron retenidas durante 24 horas en la comunidad,
debido a que maestras y maestros y otros profesionistas de la cabecera
municipal, bloquearon la salida después de presenciar una reunión de rechazo al
proyecto.
Héctor
Arroyo Bonilla, presidente municipal de Olintla expresó ese 26 de enero del
2013 ante la población y ante funcionarios de Gobernación y la Secretaría de
Comercio, Trabajo y Desarrollo Económico (SECOTRADE) que su objetivo y función
en era negociar el precio de las tierras que compraría Grupo México para la construcción
de la hidroeléctrica (Grabado en la reunión celebrada el 27 de enero del 2013
por las autoras). En abril del 2011 el gobierno del estado había ya firmado ya
Convenio Generación de Energía Limpia con la empresa para el autoabastecimiento
de las minas de dicha empresa.
Además del
plantón y la detención inmediata de maquinaria y personal de Grupo México, hombres
y mujeres emprendieron una larga lista de acciones en defensa de su tierra y su
vida. Hubo denuncias penales y una queja ante la Comisión de Derechos Humanos
por parte de los pobladores de Ignacio Zaragoza. También las ruedas de prensa y
salidas a las ciudades de Puebla y México como acciones de pronunciamiento y
denuncia ayudaron también a que el día 14 de Octubre, después de que dos días
antes las localidades de Olintla marcharan en su cabecera municipal, Grupo
México anunciara la cancelación de dicho proyecto. Sin embargo, mientras esto
ocurre, aparecen nuevas concesiones mineras y proyectos hidroeléctricos en
municipios como Tlatlauqui, Cuetzalan, Zacatlán y Tepango.
Las luchas
son muchas y a su comienzo han despertado intereses de partidos políticos,
quienes en las elecciones municipales en su mayoría se pronunciaron en defensa
de la vida. Así mismo llaman la atención del gobierno federal, quien envió al
Comisionado para el Diálogo con los Pueblos Indígenas, Jaime Martínez Veloz,
despertando esperanza en las decenas de comunidades afectadas reunidas al menos
en dos ocasiones. Sin embargo, mientras ocurría este “diálogo”, los gobiernos
permitieron avanzar los diferentes proyectos.
“Ríos
profundos” nos comparte no únicamente la amenaza y tristeza sino la alegría y dignidad
como andares compartidos por muchas localidades que no han emprendido la lucha
solas sino que han levantado la voz de manera colectiva. Ante la amenaza, la
mentira, la sordera e ignorancia de parte de las autoridades, la decisión es la
mirada colectiva, el apoyo, la palabra y el grito, la defensa inmediata y la solidaridad
entre pueblos y comunidades campesinas e indígenas.
*Universidad de la Tierra-Puebla
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