Leonardo Duran Olguin*
En los últimos años se han manifestado con más claridad las ambiciones de empresarios y funcionarios de gobierno, que desean extraer los recursos de las entrañas del Totonacapan. Para ellos, los recursos naturales son mercancías que deben ser extraídas en el menor tiempo posible. No les importan los métodos ni las formas, y mucho menos las consecuencias que estos traiga. Lo que les importa es obtener las mayores ganancias posibles, para responder a un sistema económico en donde el dinero está por encima de todo. Y para lograrlo buscan imponer sus proyectos a costa de lo que sea.
En su ambición, ellos han establecido que los ríos de la Sierra Norte de Puebla deben utilizarse para generar electricidad, a fin de alimentar la energía que requiere este sistema depredador. Sobre las cuencas de los ríos Apulco, Zempoala y Ajajalpan, han diseñado proyectos hidroeléctricos con los que buscan explotar al máximo sus causes. El progreso es el principal argumento con el que intentan seducir para presentar sus proyectos. La generación de energía limpia, es el discurso al que recurren para ocultar los impactos ambientales. La compra de voluntades, la manipulación, la presión y las amenazas, son las armas que utilizan para imponerse y con las que muestran su verdadero rostro. En los últimos meses este es un fenómeno que se recrudece en la Sierra Norte de Puebla. A continuación un balance de cómo se está viviendo.
Sobre el Apulco se están presentando proyectos para extraer más energía en una cuenta que ya está soportando los impactos de las hidroeléctricas. La Central Hidroeléctrica Mazatepec, que tiene más de 50 años explotando las aguas del río Apulco, mostró en el 2015 la gravedad de los impactos por las hidroeléctricas cuando se realizaron las obras de desazolve de la presa La Soledad. Para hacer estas obras, la Comisión Federal de Electricidad inició las gestiones desde el 2002 para solicitar autorización en materia de impacto ambiental. Esta obra se presentó como una necesidad para recuperar y aumentar la capacidad de la hidroeléctrica. Al revisar el expediente de evaluación de la manifestación de impacto ambiental, pareciera que los impactos que generarían estas obras serían controlados con las acciones de mitigación que le CFE proponía, pero la realidad mostró lo que en verdad significan: Durante el desazolve de la presa, las aguas del río se vieron fuertemente afectadas, siendo los pueblos de aguas abajo quienes lo testificaron con los cambios en el olor, en el color y en el trayecto del Río Apulco, sin que hubiera manera de evitar estos graves daños.
Otro proyecto hidroeléctrico sobre la cuenca alta del rio Apulco es la Central Hidroeléctrica Atexcaco, que es operada desde el 2011 por Compañía de Energía Mexicana, que pretende trasvasar las aguas del río Xoloco a fin de aumentar la capacidad de generación de energía eléctrica que es destinada a la Minera Autlán. Los habitantes de la Junta Auxiliar de Atoluca en Teziutlán, han expresado su rechazo a este proyecto, manifestándolo ante funcionarios de la empresa y del gobierno. La respuesta a ello ha sido la presión y la amenaza para imponer el proyecto, pero esto no ha hecho mella en pueblo de Atoluca que se mantiene defendiendo sus aguas.
Ingenieros Civiles y Asociados, una de las compañías de construcción más grandes del país, es otra que se suma a esta embestida que amenazan las aguas del río Apulco. A finales del 2014 esta empresa, a través de su filial Controladora de Operaciones de Infraestructura S.A. de C.V., ingresó ante la SEMARNAT cuatro manifestaciones de impacto ambiental, para el establecimiento de un complejo de centrales hidroeléctricas. Ana, Boca, Conde y Diego fueron los nombres que la empresa asignó a las presas que integran este complejo, cuyo establecimiento impactaría un tramo de 26.5 km sobre el cauce del río Apulco, en un trayecto que iniciaría entre los municipios de Xochiapulco y Tetela, terminando entre los municipios de Cuetzalan y Tlatlauquitepec. Este proyecto de grandes dimensiones, mostró el rechazo de los pueblos que se verían directamente afectados, quienes expresaron su decisión ante la SEMARNAT. Como parte de ello, desde el Comité del Ordenamiento Territorial Integral de Cuetzalan se presentaron ante la SEMARNAT, los argumentos y análisis técnicos que sustentan la determinación del pueblo. Estos argumentos imposibilitaron a la SEMARNAT otorgar su autorización, por lo que en junio del 2015 emitió un resolutivo rechazando los proyectos. Sin embargo, en noviembre del 2015 la empresa ha vuelto a presentar la manifestación de impacto ambiental, lo cual es un claro desafío a la determinación de los pueblos que han decidido defender su río y sus tierras.
En el Zempoala se reaniman las intensiones por la hidroeléctrica San Antonio.
En el río Zempoala también se está viendo amenazado por el arribo de hidroeléctricas. El proyecto hidroeléctrico San Antonio es el que más está avanzando para imponerse. Este proyecto que pretende construir Generadora de Energía Eléctrica San Antonio (GESA), inició las gestiones para su operación desde el 2012. En diciembre del 2013 la SEMARNAT emitió su resolutivo autorizando el proyecto, dejando como condición la realización de una consulta indígena. Este proyecto que afectaría a lo largo de 6.5 km el cauce del río Zempoala, ha generado el rechazo de la población. Desde los pueblos que serán directamente afectados en los municipios de Zapotitlán, Xochitlán y Zoquiapan, se ha manifestado con claridad y determinación su negativa de ver sus parcelas agrícolas inundadas. A pesar de ello la empresa no ha cedido en su ambición, y en los últimos meses ha incrementado la presión sobre los ciudadanos y las autoridades locales, buscando imponer la hidroeléctrica.
La cuenca del Ajajalpan, los momentos más críticos por el proyecto Puebla 1.
Pero es en las comunidades de la cuenca del Ajajalpan en donde se están viviendo hoy los momentos más críticos. El proyecto hidroeléctrico Puebla 1, presentado por la empresa DESELEC, es el mejor ejemplo que muestra la amenaza de los proyectos de muerte. Este proyecto que se presenta como una pequeña hidroeléctrica para la generación de energía limpia con un bajo impacto ambiental, implica el establecimiento de dos presas sobre la cuenca del Ajajalpan (una en el afluente principal y el trasvase de un afluente tributario), la perforación de cerros para establecer más de 4 kilómetros de túnel y el establecimiento de líneas para la conducción de la electricidad con una longitud de más de 40 Km. El proyecto es desarrollado por COMEXHIDRO, empresa que desde hace 6 años inicio la gestión de permisos ante diferentes instancias de gobierno, presentándose como una empresa con vasta experiencia en proyectos hidroeléctricos con tecnología de nueva generación y responsabilidad social, pero que en los hechos ha sido una empresa fuertemente cuestionada en Veracruz, Oaxaca y Guerrero, por los impactos que sus proyectos han representado.
Éste proyecto ha sido autorizado por diferentes instancias de gobierno y en 2015 la Secretaría de Energía inició un proceso de consulta indígena, que lejos de ser un garante de los derechos de los pueblos, ha sido un instrumento de imposición y represión, violando los principios que establecen las leyes y los tratados internacionales. Uno de estos principios establece que la consulta debe ser previa, algo que fue violado toda vez que el gobierno otorgó sus permisos antes de consultar al pueblo. El mismo procedimiento de esta consulta, ocasionó manifestaciones de rechazo por habitantes de los pueblos directamente afectados en los municipios de Ahuacatlán, San Felipe Tepatlán y Tlapacoyan. Ante ello, la respuesta de quienes quieren imponer el proyecto ha sido la de descalificar e intimidar a ciudadanos que se han opuesto, a quienes han informado a la población y a quienes han dado a conocer el caso. Con estas acciones de coerción, se viola otro de los principios rectores que establece que la consulta a los pueblos indígenas debe ser libre. Por último, la empresa y los funcionarios de gobierno ofrecen este proyecto a la población como una obra para beneficio de las comunidades, sin embargo, lo cierto es que la energía generada en esta hidroeléctrica será destinada a empresas privadas, como al Grupo Walmart[1], quien durante cinco años ha buscado imponer la construcción de una Bodega Aurrera en Cuetzalan y es el principal grupo empresarial para el que estaría destinada la energía generada en la hidroeléctrica Puebla 1.
Todos estos sucesos muestran claramente que quienes intentan establecer los proyectos de muerte van por todo y están dispuestos a todo. Pero también es cierto que los pueblos serranos que han manifestados su determinación rechazando estos proyectos, están dispuestos a luchar con todo para evitar la imposición. Porque para nosotros, la tierra ni el agua son mercancías. Para nosotros, la tierra es nuestra madre y el agua es nuestra vida. Para nosotros, la tierra ni el agua se venden…. ¡Se aman y se defienden!
* Unión de Cooperativas Tosepan Titataniske-Consejo Tiyat Tlalli
[1]Título de permiso de autoabastecimiento de energía eléctrica E/1067/AUT/2013 otorgado a DESELEC 1, S. DE R. DE C.V. Disponible en: http://www.cre.gob.mx/documento/permiso/electricidad/E-1067-AUT-2013.pdf Consulta 29/07/2015
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