¿Y nuestro derecho al agua apá…?
Silvia
Villaseñor*
La creciente
oposición que están generando los “proyectos de muerte” que se pretenden
imponer en el estado de Puebla está vinculada no sólo a la manera autoritaria
en que se intentan llevar a cabo, sino al grave riesgo de despojo y
privatización de las fuentes de agua por parte de empresas privadas, a lo que
el gobierno llama “participación
privada” en los procesos de control,
saneamiento y distribución del agua.
En el caso de las
más de 100 concesiones autorizadas en el estado por la Secretaría de Economía a
empresas privadas para la extracción de minerales metálicos, principalmente oro
y plata, localizadas en la sierra norte de Puebla (más de 160,000 hectáreas) y
también en municipios de la mixteca poblana e Izúcar, el control del agua por
parte de las empresas estaría fundamentado en el artículo 6º de la Ley Minera
que considera la minería como actividad de utilidad pública y preferente sobre
cualquier otro tipo de aprovechamiento o uso del terreno. Bajo ese argumento,
las empresas mineras tendrían prioridad para utilizar las fuentes de agua para
sus procesos extractivos durante los 50 años a los que puede extenderse la
concesión, violentando el derecho al agua de la población que por años han
vivido y cuidado el territorio donde se ubican las concesiones.
En cuanto a los
ocho proyectos hidroeléctricos privados que se quieren construir en las cuencas
de los ríos más limpios de nuestro estado y que ya han generado algunos conflictos, la Comisión Nacional del
Agua pretende otorgar a las empresas la concesión para el uso y aprovechamiento
de las aguas superficiales de los mismos hasta por 50 años. Con dicha concesión
las empresas podrían decidir quien tiene acceso al agua concesionada limitando
o prohibiendo por completo el aprovechamiento de la misma a las comunidades
aledañas. Además, el tipo de
hidroeléctricas que se pretende construir desviarían y entubarían del 80 al 90%
del caudal de los ríos creando condiciones que pueden llevar a que se sequen
por completo tramos de los mismos, como ha sucedido ya en Panamá y España donde
se han construido ese tipo de hidroeléctricas.
También en la
ciudad de Puebla la posibilidad de disfrutar nuestro derecho al agua parece
estar cada vez en mayor riesgo pues en lugar de que se de prioridad al
abastecimiento de los ecosistemas y a una gestión del agua con participación de
la ciudadanía, las acciones de gobierno se orientan a ampliar la participación
privada en la gestión del agua. La capital poblana es una zona de baja
disponibilidad de agua que depende de fuentes
localizadas en otros municipios, además de tener una infraestructura
deficiente (al menos un 40% del agua se pierde por fugas), donde sólo cerca de
un 15% de usuarios recibe agua diariamente o de manera continua y la mayoría de
la población recibimos un servicio tandeado.
En los últimos
años se incrementaron los conflictos con comunidades rurales por la presión del
gobierno estatal para traer agua a la zona metropolitana favoreciendo muchas
veces a empresas fraccionadoras o industriales a costa de la población
campesina y de escasos recursos. En el mediano plazo el gobierno estatal
pretende contratar a empresas privadas para que se hagan cargo de los procesos
de control, saneamiento, distribución y cobro del servicio de drenaje y agua
potable, a pesar de los fracasos que ha habido en el pasado. En el 2009 se
canceló un contrato con una empresa privada que se encargaba del cobro del agua
en la ciudad mientras que en otras ciudades como Saltillo, donde ese esquema se
ha implementado por varios años ya, no se ha mejorado el acceso y calidad del
agua, pero sí se ha incrementado costo
del servicio a la ciudadanía.
La Cámara de Diputados estudia una
iniciativa que dejaría la puerta abierta a la participación privada modificando
el artículo 28 constitucional cambiando el carácter estratégico de las aguas
nacionales por el de prioritario, convirtiendo al agua en un objeto de lucro
para intereses de corporaciones privadas nacionales y extranjeras. Ante esta
situación organizaciones ciudadanas proponen una iniciativa para hacer valer el
derecho al agua reconocido en el artículo 4º de la constitución. La movilización y organización ciudadana para lograrlo son
urgentes. Firmar la iniciativa ciudadana para evitar la privatización del agua
y apoyar la resistencia que se va configurando en la Sierra Norte de Puebla es
actuar por la defensa de nuestro derecho al agua. ¡Actuemos ya por la defensa
de nuestro derecho a la vida!
* Instituto Mexicano para el Desarrollo
Comunitario (IMDEC)
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